Este domingo se cumple el tercer aniversario de la elección del entonces cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio como el papa número 266 de la Iglesia Católica, un pontífice con una impronta que excede las murallas vaticanas y es cada vez más global.
Tras la quinta votación del segundo día del cónclave que había sido convocado por la inesperada renuncia de su antecesor, Benedicto XVI, los miles de fieles que aguardaban el resultado en la Plaza San Pedro vieron a las 19.06 la fumata blanca que indicaba la elección de un nuevo Obispo de Roma, que fue entronizado seis días más tarde.