El escándalo afecta a cuatro modelos de minivehículos. Dos son de la propia Mitsubishi, el eK Wagon y el eK Space, mientras que los restantes (DayZ y Dayz Roox) fueron producidos para Nissan. Precisamente el fraude fue descubierto por esta última empresa, también japonesa, que vio como sus datos sobre emisiones no coincidían con los de Mitsubishi.
Mitsubishi Motors, el sexto fabricante de automóviles de Japón, admitió este miércoles haber manipulado los exámenes de emisiones de gases de hasta 625.000 vehículos con el objetivo de presentar mejores tasas de consumo de combustible que las reales. Se trata, según aseguró el presidente de la compañía, Tetsuro Aikawa, de una acción «intencionada». No solamente se falsificaron los resultados de las pruebas, sino que ni siquiera se siguieron los protocoles que marca la ley japonesa.