Una texto donde las prácticas, los relatos y las creencias relacionadas con entidades espirituales en la ciudad de Salto y su entorno constituyen el objeto de estudio de esta investigación.
Los hombres y mujeres protagonistas e informantes –funcionarios, jubilados, trabajadores rurales, policías, artistas, docentes, comerciantes y finqueros– son habitantes de la ciudad, vecinos de pequeños poblados, así como peregrinos y trabajadores de La Aurora, una zona rural tenida por mística.
Sus historias personales, ideas, vivencias y preguntas proporcionaron la materia principal para una etnografía que pretende aproximarse a la sociedad salteña a través de sus relaciones con hechos y seres etiquetados como extraordinarios.
En Salto los relatos sobre mujeres fantasmales, lobisones, poseídas y criaturas monstruosas, localizados en zonas limítrofes, sugieren paralelismos con estructuras sociales en que corporalidades y territorios parecen entrelazarse con relaciones comunitarias de control social, de género y de clase.
Otros aparecidos, provenientes de la muerte y del pasado, son muertos que se resisten a morir y que continúan en el mundo de los vivos. Mientras que algunos espíritus de difuntos aparecen para proteger a los suyos, otros emergen de las incertidumbres de la historia y de los reclamos de la memoria colectiva. Las entidades sabias y altruistas –santos, seres de luz o extraterrestres– constituyen una tercera categoría de apariciones. Sus mensajes, milagros y prodigios, contextualizados en distintas propuestas religiosas, conllevan esperanzadas posibilidades de curación del cuerpo, de evolución espiritual o de futura salvación. Las apariciones frecuentan territorios próximos o cotidianos y, al mismo tiempo, informan de otros mundos.
En los primeros, determinados enclaves, objetos, singularidades de la geografía constituyen soportes materiales idóneos u operan como puertas de comunicación con los espacios de los espíritus. Por otro lado, los seres sobrenaturales ofrecen a hombres y mujeres visionarios indicios de otros mundos cuyas emergencias en el nuestro conllevan riesgos o amenazas para unos y, para otros, curiosidad, bienestar o satisfacción. Aunque en Salto, cada colectivo social mantiene ideas particulares sobre patrones de apariciones que se consideran aceptables, existe interacción entre prácticas y creencias de grupos diversos y un sustrato de conocimientos compartidos. Las ideas de los salteños y las salteñas sobre este punto no resultan –ni mucho menos– excepcionales, pero quizás una circulación intensa y una cierta promoción de los relatos evidencian umbrales de aceptación de lo extraordinario algo más bajos que en otras comunidades similares. La amalgama de poblaciones de origen americano y europeo que colonizaron el territorio, ciertas experiencias espirituales singulares, una apertura a la diversidad religiosa desde épocas tempranas, junto a un sentido identitario ligado al territorio urbano y al rural configuran algunas claves de la comprensión de los mundos que habitan los asombros, los espectros y otras apariciones salteñas