La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró que no renunciará al cargo e insistió en que el proceso de destitución que adelanta el Congreso es un intento de «golpe de Estado» de la oposición.
La mandataria determinó que «se tomen todas las medidas judiciales posibles contra Delcidio do Amaral, para que sea responsabilizado legalmente por todas sus declaraciones calumniosas y difamatorias»
La gobernante dijo tener la conciencia tranquila y afirmó no haber cometido «ningún delito». En medio de un proceso de impeachment en su contra, políticos de la oposición piden su dimisión