
«Espero que mis hermanos, hermanas y tías maternas obedezcan mi voluntad y gasten todo el dinero que he dejado en Sudán en la yihad, por la gracia de Alá», escribió.
También estableció que el 1% debería ir a Mahfuz Ould al Walid, un miliciano de Al Qaeda que usaba el nombre de guerra Abu Hafs al Mauritani, al que Bin Laden prometió que recompensaría si sacaba el dinero «del Gobierno sudanés». El fundador de Al Qaeda vivió en Sudán durante cinco años como huésped oficial hasta que le pidieron que abandonara el país en mayor de 1996 por el Gobierno islamista de entonces bajo la presión de Estados Unidos.
Otro 1% de la suma debía ser entregado a un segundo asociado, el ingeniero Abu Ibrahim al Iraqi Saad, por ayudar a establecer la primera compañía de Bin Laden en Sudán, Wadi al Aqiq, según el documento.
El fundador de Al Qaeda también fijó cantidades específicas en riyales saudíes y oro que deberían repartirse su madre, un hijo, una hija, un tío y los hijos de su tío y tías maternas.
«Mi querido padre: te confío a mi mujer e hijos, y que siempre te intereses por ellos y sigas su paradero y les ayudes en sus matrimonios y necesidades», le reclamaba. En un último melancólico párrafo, pedía a su padre su perdón «si he hecho algo que no te haya gustado».
