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lunes, diciembre 23, 2024

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“Nunca trabajé para los rusos”: las decenas de personas arrestadas en Ucrania por colaborar con Rusia que niegan 

  • James Waterhouse Título del autor,Corresponsal de la BBC en Ucrania

“No merezco estar aquí en absoluto”. Es algo que uno espera escuchar de alguien que está en prisión. Pero, sentada con su overol marrón, Tetyana Potapenko se muestra firme al afirmar que no es quien el Estado ucraniano dice que es.

fotoportada Tetyana Potapenko no cree que merezca estar en prisión.

Un año después de empezar a cumplir una condena de cinco años, ella es una de las 62 personas recluídas en esta prisión pagando condenas por colaborar con Rusia.

La prisión está cerca de Dnipro, a unos 300 km de Limán, la ciudad natal de Tetyana. Cerca de las líneas del frente del Dombás, Limán estuvo ocupada durante seis meses por Rusia y fue liberada en 2022.

Mientras nos sentamos en la sala de paredes rosas donde los reclusos pueden llamar a casa, Tetyana explica que fue voluntaria en su vecindario durante 15 años -manteniéndose en contacto con los funcionarios locales- pero que una vez que llegaron los rusos, haber continuado con esas tareas le había costado caro.Los fiscales ucranianos afirmaron que había asumido ilegalmente un papel oficial con los ocupantes, que incluía la distribución de suministros de ayuda.

La mujer de 54 años es una de las casi 2.000 personas condenadas por colaborar con los rusos en virtud de una legislación redactada casi tan rápido como el avance de Moscú en 2022.

Kyiv sabía que tenía que disuadir a la gente de simpatizar y cooperar con los invasores.

Y así, en poco más de una semana, los diputados aprobaron una enmienda del Código Penal, convirtiendo la colaboración en un delito, algo sobre lo que no habían logrado ponerse de acuerdo desde 2014, cuando Rusia se anexó la península ucraniana de Crimea.

Antes de la invasión a gran escala de 2024, Tetyana solía ponerse en contacto con los funcionarios locales para proporcionar a sus vecinos materiales como leña.

Cuando los nuevos gobernantes rusos estaban en el poder, dice que un amigo la convenció de que también colaborara con ellos para asegurar que tuvieran los medicamentos que tanto necesitaban.

«No cooperé con ellos voluntariamente», afirma. «Les expliqué que las personas discapacitadas no podían acceder a los medicamentos que necesitaban. Alguien me filmó y lo publicó en internet, y los fiscales ucranianos lo utilizaron para indicar que trabajaba para ellos”.

Después de que liberaran Limán, un tribunal vio documentos que había firmado y que sugerían que había asumido un papel oficial con la autoridad ocupante.

De repente la mujer se muestra agitada.

“¿Cuál es mi delito? ¿Luchar por mi pueblo?”, pregunta. “Nunca trabajé para los rusos. Sobreviví y ahora me encuentro en prisión”.

La ley de colaboración de 2022 se redactó para evitar que la gente ayudara al ejército ruso en su avance, explica Onysiya Syniuk, experta legal del Centro de Derechos Humanos Zmina en Kyiv.

“Sin embargo, la legislación abarca todo tipo de actividades, incluidas las que no dañan la seguridad nacional”, señala.

Los delitos de colaboración van desde simplemente negar la ilegalidad de la invasión rusa o apoyarla en persona o en línea, hasta desempeñar un papel político o militar para las potencias ocupantes.

Los castigos que contempla la ley también son duros, con penas de prisión de hasta 15 años.

De los casi 9.000 casos de colaboración que ha habido hasta la fecha, Syniuk y su equipo han analizado la mayoría de las condenas, incluida la de Tetyana, y dicen que les preocupa que la legislación sea demasiado amplia.

«Ahora las personas que prestan servicios vitales en los territorios ocupados también serán consideradas responsables bajo esta legislación», explica Syniuk.

Cree que los legisladores deberían tener en cuenta la realidad de vivir y trabajar bajo la ocupación durante más de dos años.

Conducimos hasta la ciudad natal de Tetyana para visitar a su frágil marido y a su hijo discapacitado. A medida que nos acercamos a Limán, las cicatrices de la guerra son evidentes.

La vida civil se ha desvanecido y los vehículos han adquirido gradualmente un color verde. Los cables eléctricos cuelgan de las torres caídas y la hierba alta se ha tragado la calle principal.

Los campos de girasoles están intactos, pero la ciudad no. Ha sido azotada por los ataques aéreos y los combates.

Los rusos se han retirado y se encuentran a casi 10 km. Nos dijeron que suelen empezar a bombardear alrededor de las 15:30, y el día que visitamos la localidad no fue una excepción.

El marido de Tetyana, Volodymyr Andreyev, de 73 años, me dice que está “en un aprieto”: la casa se está desmoronando sin su esposa, y él y su hijo solo se las arreglan con la ayuda de los vecinos.

“Si fuera débil, me echaría a llorar”, dice.

Le cuesta entender por qué su esposa no está con él.

«O estás con nosotros o contra nosotros»

Este temor está justificado. La ONU ha encontrado pruebas de que las fuerzas rusas atacan e incluso torturan a personas que apoyan a Ucrania.

“Hemos tenido casos de personas detenidas, torturadas y desaparecidas simplemente por expresar opiniones proucranianas”, afirma Danielle Bell.

Desde el momento en que Moscú invadió Crimea en 2014, la definición de alguien “prorruso” cambió a ojos de los legisladores ucranianos: va desde simplemente favorecer lazos nacionales más estrechos a apoyar una invasión rusa considerada genocida.

Ese mismo año, fuerzas rusas financiadas por el Kremlin también ocuparon un tercio de las regiones de Donetsk y Lugansk.

A menudo son los ancianos los que eligen o se ven obligados a vivir bajo la ocupación. Algunos pueden ser demasiado frágiles para irse.

También habrá quienes tengan nostalgia soviética o simpatía por la Rusia moderna.

Pero, dado que Ucrania podría tener que reunificarse algún día, ¿es demasiado dura la ley de colaboración?

El mensaje de un diputado que ayudó a redactarla es contundente: “O estás con nosotros o contra nosotros”.

Andriy Osadchuk es el vicedirector del comité parlamentario de aplicación de la ley. No cree que la legislación viole la Convención de Ginebra, pero acepta que necesita mejoras.

“Las consecuencias son extremadamente duras, pero no se trata de un delito común. Estamos hablando de vida o muerte”, dice desafiante.

Osadchuk cree que, de hecho, es el derecho internacional el que tiene que ponerse a la altura de la guerra en Ucrania, no al revés.

La misión de observación de la ONU admite que ha habido algunas mejoras. El fiscal general de Ucrania dio recientemente instrucciones a sus oficinas para que cumplan con el derecho internacional humanitario al investigar los casos de colaboración.

El Parlamento de Ucrania también está planeando añadir más enmiendas a la legislación en septiembre.

Un cambio sugerido haría que algunas personas sean multadas en lugar de condenadas a prisión.

Por ahora, Kyiv considera que Tetyana y Dmytro merecen sus condenas si eso significa que Ucrania puede finalmente liberarse del yugo de Rusia.

Ambos afirman que lo único que lamentan es no haber escapado cuando los rusos llegaron por primera vez.

Pero con el Estado persiguiéndolos de cerca y Limán en riesgo de caer una vez más, no está claro hasta qué punto son sinceros.

Información adicional de Hanna Chornous, Aamir Peerzada y Hanna Tsyba.

Todas las imágenes son de Lee Durant.

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